En relación a las actividades de autocontrol en las empresas del sector alimentario, hoy por hoy, surge la aplicación del sistema de peligros y puntos de control crítico (APPCC) se considera un medio imprescindible y obligatorio para garantizar la higiene de los productos alimenticios ya que asegura el control de los peligros en las diferentes fases de la cadena alimentaria.
Desde la publicación en el B.O.E del R.D 2207/1995, de 25 de diciembre de 1995 (fruto de la transposición de la Directiva 93/43/CEE), por el que se establecen las normas de higiene relativas a los productos alimenticios, las empresas del sector alimentario son las responsables de la higiene de sus establecimientos.
Con la publicación del Real decreto 3484/2000 por el que se establece las normas de higiene para la elaboración, distribución y comercio de comidas preparadas, el rango del tipo de empresas que necesitan implantar sistemas de autocontrol se ha visto ampliado.
Por ello CEO, en este espacio trata de dar unos conceptos básicos acerca: en que consiste APPCC, ISO 22000 y otros servicios al sector de la alimentación.
Se trata de un enfoque específico para la identificación y valoración de los riesgos y las normas asociadas con la fabricación, distribución y uso de un producto alimenticio determinado y la definición de medidas para su control.
APPCC es una herramienta que sistemáticamente identifica, evalúa y controla los peligros (potenciales) que son significativos para la seguridad de los alimentos.
Los principios del APPCC desarrollados por la comisión mixta del Codex Alimentarius FAO/OMS exigen que se establezcan sistemas de seguridad alimentaría efectivos mediante la aplicación de un enfoque sistemático de análisis de peligros y riesgos.
Cada vez más, las empresas que pertenecen al sector alimentario deben demostrar que tienen un sistema APPCC efectivo que cumple con los diferentes requisitos nacionales.
El compromiso con las reglamentaciones de higiene alimentaría y la aplicación de técnicas de análisis de riesgos tales como APPCC incrementa lo que ya parece ser un proceso complejo y en parte desalentador para las empresas del sector alimentario. No obstante, adoptar un enfoque formal para asegurar la seguridad alimentaría ayuda a las empresas a demostrar su compromiso para cumplir con los requisitos de la legislación y de los clientes. Además puede ayudar a protegerse frente a algunas diligencias legales.